Gestión emocional
Un libro sobre gestión emocional para profesionales de la salud
En el ámbito psicoterapéutico es normal encontrarse con pacientes que relatan historias de dolor, desencuentro e incluso maltrato en el ámbito sanitario. La doctora Belén Jiménez Gómez ha sido testigo de estas historias, y también ha experimentado las enormes dificultades emocionales a las que se enfrentan médicos, enfermeros y todo el personal sanitario, que no han recibido herramientas que les permitan lidiar con ello, sin herir ni herirse.
A mí me dolía mucho escuchar estas historias, no solo por ser un testigo empático de mi paciente, sino porque esto venía desde el lado de mis compañeros, médicos, sanitarios.
A mí me dolía mucho escuchar estas historias, no solo por ser un testigo empático de mi paciente, sino porque esto venía desde el lado de mis compañeros, médicos, sanitarios.
La autora se ha formado como médica y cuenta que la manera de abordar estos temas en la carrera no es la idónea:
Es aprender de memoria muchísimos contenidos teóricos y muy pocas habilidades emocionales. Sé cómo mis compañeros médicos sobreviven como pueden, sin esas herramientas y con la exigencia de saberlo todo, de ser inmunes al dolor, de estar en situaciones de mucha intimidad, como es la consulta médica, y acompañar en procesos de dolor.
Muchas personas hablan de controlar las emociones, pero aquí se habla de gestión. Algunas veces, explica la autora, las emociones son más grandes que nosotros y sentimos que nos inundan y nos invaden. Si las reconocemos, les ponemos nombre, nos lo permitimos y elegimos qué hacer con ellas, luego vemos que están a nuestro favor y ya no se viven como una oleada invasiva.
Escuchar al cuerpo
No podemos evitar lo que nos ocurre corporal y emocionalmente. Una emoción es algo reactivo que nace ante un estímulo. Lo primero que hay que hacer, cuenta Jiménez, es aceptar este hecho. Luego hay que ponerle lucidez al tema, darse el permiso de sentir la emoción e investigarla —¿es enfado, decepción, frustración? —, y permitirse expresarla.
Desde la consciencia podemos elegir cómo actuar respecto a lo que nos sucede.
Teoría de roles, Comunicación no violenta y Experiencia somática son algunas de las herramientas que se ofrecen en este libro. Desde Experiencia somática se comparten técnicas para que el profesional pueda tanto autorregularse en un momento de tensión o crisis, como ayudar a que el paciente se regule, incluso en el momento de entrar en la consulta.
Es maravilloso cómo se puede aplicar Experiencia somática, ya sea cuando ha habido situaciones muy intensas en consultas, o también en el caso de las urgencias, donde el médico tiene que responder muy rápido y es ahí donde muchas veces se producen desencuentros con los familiares.
En estos capítulos también se explica cómo se pueden usar técnicas tan sencillas como la imaginación, la fantasía o el movimiento corporal para ayudar a no quedarse con la carga provocada por una situación difícil. Se explican conceptos como el del movimiento pendular, que puede utilizarse para serenarse en momentos de desregulación, y la teoría polivagal como herramienta de autogestión en crisis.
Explico la teoría polivagal y cómo podemos ayudar al paciente a regularse antes de empezar la consulta, cuando vemos que viene desregulado. Hablo de la rama ventral del nervio vago. Algo tan sencillo como es la amabilidad y el tono de voz, la interacción social agradable para bajar un poco las defensas y poder empezar la consulta.
Acerca de la autora:
Comencé mi formación en psicoterapia desde orientaciones cognitivas, aprendiendo mucha teoría que me permitiera entender. Fue interesante y necesario, pero no me servía para ayudar a resolver completamente la sintomatología o conflictos de los pacientes. Añadí enfoques centrados en las emociones, útiles, pero no llegábamos a solventar de raíz sus necesidades. Busqué cómo complementar el trabajo terapéutico con abordajes corporales con los que me sintiera yo a gusto (no invasivos) y en Somatic Experiencing encontré una aproximación respetuosa que recupera la capacidad innata que tenemos de procesar las huellas traumáticas que arrastramos. Me he rendido a la evidencia de que es la puerta de entrada más poderosa para deshacer los impactos de experiencias dolorosas y limitantes, siempre definido en un marco terapéutico donde el resto de herramientas me permite crear el clima de seguridad mínima para poder trabajar.